A pesar de que es uno de los consejos más habituales que se les da a los emprendedores en las diferentes conferencias y charlas, es un error habitual que cometen los autónomos al menos una vez en su carrera profesional, aceptar un trabajo que no les interesa por no saber decir no.
Generalmente suele ocurrir en los comienzos de la actividad económica, cuando por miedo a crear una mala impresión o por no perder un posible cliente, se aceptan trabajos para los que no se creó la empresa, para los que no se está capacitado o que simplemente se sabe que no va a dar la rentabilidad deseada.
Este hecho de aceptar un trabajo para el que no estamos llamados, supone una carga de trabajo extra, supone un desgaste adicional al saber que ese tiempo estaría mejor invertido en otro objetivo. En ese momento es cuando surge la pregunta a la que queremos dar respuesta mediante esta publicación, ¿Por qué no le dije “no”?
El cliente puede percibir que al estar recibiendo un “no”, se le está diciendo que no se le quiere ayudar, pero si se hace de forma inteligente y educada, seguro que lo entiende e incluso refuerza más la relación autónomo-cliente. Es muy aconsejable recomendarle a un tercero que si pueda satisfacer su necesidad de manera correcta, el cliente valorará ese detalle que le permite ahorrar tiempo y dedicación, hay que seguir ofreciendo una buena atención al cliente en todo momento.
Tanto en la vida personal como en la profesional es imposible satisfacer y gustar a todo el mundo, pero si se quiere llegar a los buenos clientes que permiten garantizar la estabilidad del negocio a largo plazo, hay que saber decir “no”.
Desde Gipuzkoautonomo os animamos a que lo pongáis en práctica, es una habilidad importantísima y muy valiosa en el mundo empresarial, permite seleccionar y quedarse con el entorno empresarial más beneficioso para vuestro negocio.
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